Colaboradora: María Isabel Cabanillas Barroso
Constituyen el pilar fundamental de la Institución, aun así, no pudieron atajar el mayor problema que tenía, la alta tasa de fallecimientos de niños expósitos.
La mortalidad era tan alta entre los expósitos que la mayoría de las veces que la nodriza acude a la Casa Cuna a supervisar al niño para su paga, lo único que entregaba era un certificado de defunción.
En estos casos la mayoría de las nodrizas no les conmovía la muerte de los niños, pues eran reemplazados por otro de los muchos que llegaban al establecimiento. Prácticamente, el destino que les esperaba a los expósitos en manos de las amas es el mismo que permanecer en la Casa Cuna, la muerte.
En la Casa Cuna existían dos tipos de nodrizas: las internas y las externas. Las nodrizas internas eran aquellas que residían en la Casa y recibían a los niños expuestos para alimentarlos durante el corto tiempo que moraban en el establecimiento, fuera porque salieran con las amas externas o por que falleciesen; las nodrizas externas acudían a la Casa Cuna para pedir que se le asignara un expósito y criarlo en su propia casa.
En todos los Reglamentos establecidos para la Institución existía uno o varios artículos en los que se incluían las características que debían de tener y las obligaciones de las amas. Así, para ser nodriza se les exigía presentar un certificado del cura y del alcalde acreditando su buena conducta. Además de esto, la leche tenía que ser reconocida como buena por el facultativo de la Casa Cuna.
En la práctica, se les ofrecía tan bajo salario que tienen que conformarse con cualquiera que se ofrezca como nodriza, aunque no estén bien alimentadas o se encuentren enfermas.
Sus obligaciones incluían cumplimiento de los siguientes requisitos:
-Una vez asignado el niño o la niña debían presentarse en la Casa Cuna donde serían anotadas en los Libros de Registro con su nombre, el del marido, si era casada, y su dirección.
-No debían cortar jamás el cordón de la medalla que les fuese impuesto a la llegada a la Casa Cuna, el cual consistía en un cordón asegurado en los extremos de manera que no se lo pudieran sacar por la cabeza sin cortar.
-Cuando este quedaba pequeño o estropeado, debían acudir a la Casa para su renovación. En el caso que alguna nodriza cortase el cordón del cuello, se le recogía la criatura y se le negaban todos aquellos pagos que quedasen pendientes.
El tiempo de lactancia asignado era de 18 meses. Finalizado este tiempo, las nodrizas podían quedarse con los niños hasta los dos años y medio; a partir de aquí, o los devolvían a la Casa o se quedaban con ellos “por caridad cristiana” y “hasta que se lo pidan”, es decir, sin cobrar nada a cambio.
Para la nodriza el mísero salario que percibe por criar a los expósitos se convierte en el medio para poder malvivir sin tener, en muchos casos, que llegar a pedir limosna. Para otras representa una ayuda para su nefasta economía familiar.
El escaso salario que recibían no siempre les aseguraba cobrar mensualmente. Durante los siglos XVII y XVIII, el sueldo estuvo estancado en 20 reales de vellón al mes, pasando a 30 a las puertas del siglo XIX. Ya entrado el siglo XIX se acordó su aumento hasta los 40 reales mensuales por la falta de nodrizas, lo que entrañaba otro de los motivos de la alta mortalidad entre los expósitos.
Continuamente en las actas de la Junta Directiva se hace mención del problema de la falta de nodrizas por el bajo salario además de pésimamente pagado:
– Acta de la junta general celebrada el día 7 de abril de 1858: “…. También se le hizo presente que para que este establecimiento pudiese con razón citarse como modelo de los de su clase solo faltaba que los expresados fondos pudieran subvenir al pago de 50 r. mensuales a las nodrizas en vez de 40 que hoy perciben en el tiempo de lactancia, el gobernador ofreció hacer cuanto estuviese en sus manos en beneficio del establecimiento…”
-Acta del día 28 de diciembre de 1869: “…El director hizo presente que a causa de no venir amas de los pueblos de Marchena, Mairena, Viso, Arahal y Cantillana a sacar a niños de esta central para su lactancia debido a que el considerable atraso con que se les pagan sus salarios, no les da estímulos para llevarlos, se encuentra el departamento de lactancia tan sobrecargado de niños…«
-Acta del día 25 de abril de 1870: “…se acordó reducir a 4 años el pago de los expósitos que están con ama en armonía con el reglamento y cual se practicaba para administraciones anteriores al año 1859. También se acordó pedir autorización para reducir a 20 r. los salarios de destete y a 40 r. los de lactancia, si bien sosteniendo los 50 de esta última clase en los 4 primeros meses para no causar perturbación en el importante asunto de salida de niños…”
SALARIOS | ||
AÑOS | LACTANCIA | DESTETE |
1700 | 20 | |
1790 | 30 | |
1796 | 40 | |
1850 | 40 | 20 |
1858 | 50 | 20 |
1864 | 40 | 30 |
1867 | 50 | 30 |
1885 | 60 | 36 |
1900 | 60 | 36 |
En este cuadro se puede apreciar los salarios que recibían las nodrizas al mes en reales de vellón. Se mantuvo estacionario cerca de 100 años durante el siglo XVIII.
El destete se empieza a cobrar a mediados del siglo XIX, anteriormente no era remunerado por lo que si alguna nodriza se quedaba más de 18 meses con el expósito corría de su cuenta.
La proporción de nodrizas era proporcional al número de expósitos. Como ejemplo se muestran unos datos que se han realizado en unos años determinados:
Casa Cuna | 1700 | 1753 | 1818 | 1860 | 1900 |
Sevilla | 291 | 448 | 527 | 1856 | 126 |
Aquí están reflejados el número de nodrizas que trabajaba en la Casa Cuna de Sevilla, entre la Inclusa de Sevilla y las Hijuelas (establecimientos de expósitos que dependían de la Casa Cuna principal). Vemos como ha ido en progresión el número de expósitos a lo largo de los años, destacando el año de 1860 con un aumento sobresaliente. Ese mismo año se expusieron en este establecimiento 1078 nuevos expósitos, además de todos aquellos que habían entrado en la Inclusa y seguían con vida.