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Trabajadoras y salarios en las inclusas en Andalucía Oriental (Siglos XVIII-XIX)

Colaboradora:

Las investigaciones que ponen de manifiesto la importancia de los salarios de mujeres y niños en perspectiva histórica no han dejado de crecer en los últimos años. El presente trabajo contribuye a esta literatura a través del análisis de los salarios, de su aporte a las economías familiares y del perfil de las trabajadoras de las inclusas de Granada, Almería y Málaga durante los siglos XVIII y XIX. En concreto, se estudian las nodrizas externas, es decir, aquellas que acogían a los niños en sus casas ya que eran la mayoría y cobraban el salario en dinero. Estos salarios están generalmente recogidos en los Libros de expósitos, conservados en los archivos municipales y de las diputaciones provinciales, donde se anotaba el nombre de las nodrizas que se llevaban a los niños, el de sus maridos, el lugar de residencia y el salario mensual que iban cobrando por los días o meses que los tenían. También las nóminas y los reglamentos arrojan luz sobre estos datos. La función de las inclusas o casas de expósitos, como institución de la beneficencia, era la de acoger a los niños abandonados y tenían su propio funcionamiento y sistema de lactancia asalariada que no era igual en toda España. Una clara diferencia del funcionamiento de las casas de expósitos andaluzas era el papel que jugaban las hijuelas o casas cuna subalternas. Si bien en el resto del país estas solían ser mero sitio de paso donde se recogían a los expósitos para ser trasladados a las inclusas de las ciudades, en Andalucía estas hijuelas funcionaban de forma autónoma como las de las capitales, es decir, tenían su propia plantilla de trabajadoras y salarios.

Empezando por la casa cuna de Almería, sabemos que fue fundada por el obispo Don Rodrigo de Mandiáa y Parga en 1670. La inclusa de la capital granadina dependía del Hospital Real desde el siglo XVI. Según el Diccionario de Madoz, era uno de los departamentos del hospicio que fundaron los Reyes Católicos en 1504. En la ciudad de Málaga, los inicios del cuidado de los expósitos se remontan a 1573, cuando el gremio de Carpinteros creó una casa para ellos a cargo de una mujer, siendo la casa cuna fundada en 1614 por el obispo D. Juan Alonso de Moscoso. En cuanto a las hijuelas almerienses, en 1763 existían cinco además de la central de la capital, una en cada mayordomía del obispado: la de los Vélez, la de Vera, la de Serón, la de Purchena y la de Tahal. Entonces la administración y gobierno de esta institución dependía de la Iglesia. En 1853, la beneficencia fue asumida por la Junta de Gobierno Provincial y cuyo director, funcionario de la administración, era el encargado de supervisar el funcionamiento de las tres hijuelas que quedaban repartidas por la provincia almeriense: las de Albox, Vera y Vélez-Rubio, donde se crearon Juntas de Beneficencia auxiliares de la provincial. También debían encargarse de registrar a los expósitos que ingresaban y a las nodrizas con las que salían a lactar, remitiendo cada quince días a la Junta Provincial esta información junto con las partidas de bautismo y certificados de defunciones. En Granada destacaba la hijuela de Guadix y en Málaga las de Antequera, Marbella, Ronda y Vélez-Málaga.

Por lo tanto, para conocer el perfil de las nodrizas en Andalucía es necesario no solamente recurrir a las fuentes de la capital, sino también a las de las hijuelas, ya que las mujeres que trabajaban para ellas solían ser rurales mientras que las de la capital urbanas. La imagen 1 representa el número de nodrizas por municipios de residencia para los años señalados. Para entender correctamente el mapa, debemos tener en cuenta que para esta investigación se han trabajado los libros de expósitos de las tres capitales de provincia, de las hijuelas almerienses de Vera, Vélez-Rubio y Albox y de las hijuelas malagueñas de Antequera, Marbella, Ronda y Vélez-Málaga. Por esta razón, las localidades de origen de las nodrizas de Granada aparecen mucho más concentradas que en Almería y Málaga, donde ha sido posible reconstruir toda la plantilla de trabajadoras en 1860 que asciende a un total de 239 y 1.146 mujeres respectivamente. En cualquier caso, observamos que en las localidades donde había una casa cuna, el número de nodrizas trabajando era mayor. En cuanto al estado civil, más del 80 por ciento de estas mujeres estaban casadas, seguidas en importancia por las viudas en Málaga y Granada donde no había nodrizas solteras ya que lo prohibían expresamente los reglamentos.

En Almería, antes de 1763, las nodrizas de la casa cuna de la capital tenían a los expósitos dos años y medio. El primer año y medio era el período de lactancia, por el que recibían 15 reales de vellón al mes, y el año restante era el de destete, durante el cual recibían 10 reales al mes. En el año 1842, la Diputación Provincial de Almería aprobó que todas las casas cuna de la provincia debían tener el mismo salario y tiempo de lactación y destete: 30 reales y 18 meses cada periodo. Por lo tanto, los niños permanecían con sus nodrizas, si sobrevivían, hasta los tres años, cuando eran enviados a la casa central en el caso de que sus nodrizas no decidieran quedarse con ellos. En cuanto a Granada, el período de lactancia según los reglamentos era de un año y el de destete dos años y medio, por lo que tenían un salario asegurado durante tres años y medio si el niño o niña sobrevivía. Sin embargo, en los libros de expósitos se observa que los expósitos estaban más tiempo con sus nodrizas. Durante la segunda mitad del siglo XIX, el Reglamento de 1858 ampliaba el tiempo de crianza a siete años. Las amas tenían que acudir a la casa cuna una vez cada tres meses y mostrar al expósito para cobrar su salario. Si el niño moría antes, la nodriza podía sacar otro presentando el certificado de defunción. En la provincia de Málaga la única serie salarial de largo plazo que es posible reconstruir es la de la hijuela de Vélez-Málaga. Lo que sí sabemos es que desde 1889 y hasta el final del período estudiado, el salario que percibían las nodrizas de esta hijuela era el mismo que el que se pagaba en la casa de la capital: 15 pesetas o 60 reales al mes durante los 18 meses que duraba la lactancia y 6,25 pesetas o 25 reales al mes por el destete, el cual se podía alargar hasta los 26 o 27 meses de vida del expósito. A modo de resumen, en la imagen 2 se pueden ver los salarios mensuales en reales de vellón comparados con los de la media nacional en 1700, 1800 y 1900.

En cuanto a la aportación de los salarios de las nodrizas a las economías familiares, en la imagen 3 se ha calculado el porcentaje que estos representaban respecto al salario agrícola masculino a mitad del siglo XVIII. Tanto en Almería como en Granada este salario femenino significaba al menos la mitad del salario masculino del jornalero. Para el siglo siguiente García Sanz (1980) estimó los ingresos anuales en reales de un jornalero, el gasto anual para una familia de entre 4 y 5 miembros y el porcentaje del gasto no cubierto por los jornales. En la imagen 4 hemos tenido en cuenta, además, el salario de las nodrizas. De esta forma, en Almería, el salario de un jornalero agrícola dejaba sin cubrir un 54% del gasto familiar, que se reducía a un 32% si añadimos el salario de la nodriza.

A modo de conclusión, en Andalucía el estudio de las hijuelas es decisivo para conocer la procedencia de las nodrizas. En los años en que la documentación nos ha permitido estudiar las hijuelas, el porcentaje de nodrizas de procedencia rural superaba ampliamente al de las urbanas. Por otro lado, en este trabajo se demuestra la importancia de los salarios de las nodrizas para las economías familiares andaluzas tanto por su carácter monetario y estable en el tiempo como por la necesidad de compensar la insuficiencia del jornal masculino. Las trabajadoras externas de las casas cuna eran en su mayoría casadas, raramente viudas y casi nunca solteras, por tanto, hay que entender su salario como parte del ingreso familiar.